La guerra sin rostro es un enfrentamiento total, absoluto, global, universal, sin límites, donde se descarta cualquier tipo de neutralidad.
Abarca, por lo tanto, todo el espacio, el tiempo, todos los ámbitos de la actividad humana, individuales, sociales, materiales, morales, ideológicos, invade sin escrúpulos hasta lo más íntimo de lo privado: la conciencia.
Es una guerra civil a nivel mundial, de un radicalismo extremo, y una dirección y control crecientes, político, económico, social y moral, que actúa con un poder progresivo que explota la mentira y el miedo para provocar enfrentamientos en todos los aspectos fomentando el odio.
Trata de destruir y exterminar todo lo que no esté a su servicio.
Su estrategia es cambiante, adaptativa, aparentemente contradictoria, pero continua en un proceso que avanza con paso seguro.