Las huellas cántabras del Museo Naval

Fuente: Diario Montañés.

El mapa del santoñés Juan de la Cosa, del año 1.500, es la gran joya de un espacio para muchos aún desconocido en pleno centro de Madrid

Un tesoro puede valer 4.200 pesetas. Eso le costó a España recuperar la joya. Fue tan aventurera como su autor. La robaron y fue a parar al salón de un diplomático holandés. Hubo que pujar para que acabara en la vitrina de la sala 13, la de los grandes descubrimientos. Él preside. El santoñés universal. Marinero, astrónomo, viajero, espía, militar… Juan de la Cosa es uno de los grandes protagonistas del Museo Naval de Madrid, en pleno Paseo del Prado. Su ‘Carta de marear’ es, posiblemente, la pieza más importante de la muestra. Y aquí muchos no saben que el primer mapa completo del planeta tras los descubrimientos de españoles y portugueses, el primer plano del nuevo mundo, fue obra de un cántabro con una biografía de película. Es la huella más importante, pero no es la única. Marinos ilustres, buques históricos, hundimientos dramáticos… Es el legado de Cantabria en el Museo Naval.

Sobre dos hojas enlazadas de pergamino de piel de ternera cosidas a un lienzo resistente. Son 93 centímetros de alto y 183 de ancho llenos de detalles. De la Cosa, el propietario de la Santa María que viajó con Colón en la travesía más famosa de la historia (no hicieron muy buenas migas), elaboró su carta en el año 1500.

En la sala en la que se expone (una pantalla emite constantemente un vídeo de más de 18 minutos dedicado a la vida del cántabro) hay un retrato suyo. Tiene miga. Curiosidad. Firmado por Luis Fernández Gordillo, pintor-restaurador del Museo, en 1980, es una copia de un original de Victoriano Ruiz Ramírez. Pero se trata de un retrato inventado, una personificación ideal como tantas hechas para honrar sin referencias a los grandes marinos de la época de los descubrimientos.

Allí mismo suele estar expuesta la maqueta de la Santa María que se diseñó y construyó en el propio Museo para el IV Centenario del Descubrimiento, en el siglo XIX. Suele porque temporalmente se encuentra en otra ubicación, en la muestra temporal ‘Dueños del mar, señores del mundo. Historia de la Cartografía náutica española’.